La primera vez que Miguel se vio en pantalla, apenas empezando su historia tras las cámaras, echó las manos a la cabeza. Cuando tocó estudiar el guión, lo procesaba todo pero había que empujarlo, como si lo suyo fuera dirigir en vez de actuar. Pero se fue animando y cuando hicieron su corto se comía la pantalla.
Nos hicieron trabajar y disfrutar entonces… y ahora, mientras dura el proceso de edición que nos tiene tan recluidos. Sin duda, en el caso de Miguel, nació una estrella.
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