Estos días publico en QVemos un artículo hablando de esta pequeña joya que, esperemos, en breve llegue a nuestras pantallas.
Attack the Block
Hay un nuevo género de exhibición cinematográfica: el de las películas que no se estrenan, o que se estrenan a destiempo. E incluye siempre títulos conocidos, pero que no llegan a ver la luz en nuestro país de manera oficial. No hay motivos: suelen estar avalados por buenas criticas, por el fervor de espectadores y hasta premios… pero no se estrenan. Pasa mucho con el cine asiático: OldBoy a punto estuvo de no llegar las “las pantallas” y aun seguimos esperando por I Saw the Devil. Pero no sólo: Vigalondo se las vio y se las deseó para que Cronocrimenes llegara a estrenarse después de haber paseado la película con el suficiente éxito como para que le compraran los derechos para hacer un remake.
La mejor manera de estar al tanto de las películas que van a entrar en este género es seguir, aunque sólo sea por encima, la actualidad de determinados festivales. Y por su carácter, volcado con el público y tendente al artificio (con mas o menos fondo, siempre), Sitges es uno de los grandes objetivos para saber que podemos estarnos perdiendo en los próximos años. Y en la edición 2011 hay varias que pueden sufrir esta mordaza, pero una de las grandes triunfadoras podría ser Attack the Block que no deja de ser, en el fondo y en la superficie, la evolución lógica de las películas juveniles de los 80.
En este caso todo gira en torno a una invasión alienígena que será combatida por un grupo de adolescentes aunque el tiempo transcurrido implica una serie de matices: no se desarrolla en suburbios plácidos que hay que proteger, sino en un enorme bloque de apartamentos, y los jóvenes no son cándidos adolescentes que sueñan con fastuosos entretenimientos, sino pandilleros que defienden su estatus ejerciendo de matones.
Pero dejando a un lado el origen británico de la producción (el género en los 80 era eminentemente norteamericano), se introducen otro tipo de matices sociales que, como antaño, conectan lo que se ve en pantalla con lo que, invasiones alienígenas a un lado, se pueda respirar en la realidad: el divorcio de los padres ya no es el gran trauma, ahora la desestructuración se asienta definitivamente en una sociedad fragmentada que parece aceptarse como tal.
Attack the Block nace en 2011, el mismo año en que se estrena Super 8, pura casualidad que se convierte simultáneamente en un rasgo de su carácter: la película de J.J. Abrams trata de condensar todo aquello que precisamente apadrinó hace 30 años Spielberg, su productor, y el resultado es una sobredosis de tópicos carentes de espíritu, una fórmula matemática pensada para retroalimentarse de la nostalgia de quienes por aquel entonces afrontaban la candidez de sus presentes convirtiéndolos ahora en espectadores de las travesuras que les gustaría vivir.
La visión inglesa lo afronta de diferente manera: cuando el presente no deja espacio para los juegos ni el entretenimiento, viene bien tamizarlo con fantasía y compadreo para no olvidar que todo esto, de alguna manera, se puede superar y mejorar. Si Super 8 intentaba resucitar el espíritu adolescente, Attack the Block recuerda que el este se adapta a los tiempos porque siempre habrá nuevos adolescentes. El caso es que lleguen a ver la película y que dentro de 20 años esta sea parte de su memoria sentimental.