Ciudades en dos ruedas

Hace unos meses, Casey Neistat fue multado por salirse del carril bici neoyorkino. La gracia del asunto estaba en que no le había quedado más remedio que hacerlo, pero al agente de la ley poco le importó que se hubiera visto obligado a tomar esta medida cuando eran otros quienes estaban invadiendo su espacio. A partir de aqui Casey pergeñó un vídeo que barrió en visitas. La idea era sencilla: circular por el carril sin salirse en ningún momento, lo que le obligaba a “estamparse” contra todos aquellos obstáculos ilegales que se iba encontrando. Y el resultado de la idea sencilla fue de lo más elocuente:

bike lanes from Casey Neistat on Vimeo.

Hace unas pocas semanas Elías Ibáñez tuvo una idea similar. De hecho la misma idea: enfrentar lo que sucede en la calle a la realidad de cómo debe vivirse. El matiz llega al hablar de diferentes ciudades (NY Vs Valencia), y probablemente de distintas maneras de entender la calle: Si en el fondo Casey se enfrentaba a elementos que muchas veces se disponían en su contra por la urgencia de la ciudad, Elías recoge sonrojantes escenas en las que la invasión del espacio obedece al simple egoismo y a la incapacidad para reconocer la regulación humana que debería facilitar el trasiego en lo urbano:

Carril bici Valencia from elías ibáñez on Vimeo.

Lo gracioso ha llegado al comparar lo que sucede en estas dos ciudades con lo que se podría dar en Coruña. De hecho cualquiera que use la bici con un mínimo de regularidad sabe cuales son los problemas de circulación en este otro espacio, y en realidad no serían ni los de NY ni los de Valencia.

Sería la misma idea, pero siempre resultaría distinta al ejecutarla. Habrá que demostrarlo, digo yo… Y mejor con imágenes que parecen ser el paso adecuado a la sensibilización para mejorar estas ciudades en las que ¿vivimos? Entretanto, vive y pedalea como puedas.

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3 Comments

  • La falta de “respeto” a los espacios de este medio viene dada por la nula cultura de las “dos ruedas” en muchas ciudades como un medio abierto, limpio, silencioso y tranquilo.

    No es sólo cuestión de poner bicicletas “públicas”, carriles específicos o normativas, sino de educación y cambio de arquitecturas físicas y mentales en los espacios.

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