En los últimos años el time-lapse es una especie de constante en el audiovisual (hasta nosotros mismos lo utilizamos puntualmente), y es lógico por su espectacularidad y su potencia plástica. Además, la explosión del uso de cámaras DSLR (o sea, reflex) para la grabación de vídeo provocó un notable aumento de posibilidades a la hora de plantearlos: siendo mucho más pequeñas, posibilitan hasta el desarrollo de aparejos para lograr posiciones imposibles o movimientos robotizados.
Sin embargo la técnica no es nueva, y al olvidar este punto se llega a un exceso de trabajos que directamente pueden terminar provocando indiferencia. Por un lado por esta omnipresencia, y por otro porque se tiende a obviar la posibilidad de que sean algo más que un artefacto, que estén integrados en algún tipo de narración. Y esto último no es un imposible, hubo tiempos en los que se llegaron a estrenar películas que echaban mano de ellos:
Pero, y regresando al presente, siguen apareciendo vídeos basados en esta técnica que merecen aplausos. Algunos por justificar su uso para mostrar algo, como este caso en el que se ve la construcción y sustitución de un puente:
Otros, por el buen gusto a la hora elegir localizaciones, encuadrar y elegir la música más adecuada para que se de un disfrute visual pleno:
Y este vídeo tiene un regalo añadido: en esta ocasión lo acompañan del making off. En VO y sin subtítulos, pero seguro que más que suficiente para hacerse una idea de la soberana paciencia que hay que tener para hacer algo de esto en condiciones.
Me quedo con la “proximidad” que transmiten cada uno de los vídeos y el 4º sobre todo. Relaja para luego “activarte”, produce energía.
Lo díficil es el contenido y cómo acercarse al público para que le “llegue”. Tener buenas herramientas y saberlas usar sólo facilita el proceso.
En el segundo vídeo me encanta el uso de la metáfora, además con el ritmo perfecto, rápido pero suficiente para captar la narración.
El cuarto me parece de una belleza sobrecogedora. Un claro ejemplo de cuando sobran las palabras 😉
Vaya, resumiendo: derroche narrativo, metáfora visual y belleza. Muy bien elegidos para explicar cuando, por qué y para qué y cómo.