El sentido del humor es tan personal como transgresor, de ahí las ampollas que levanta constantemente. Sobre eso reflexionábamos con respecto a la reciente polémica sobre el anuncio de Pepe Reina realizado por Javier Fesser. Ejemplos sobran, como aquel anuncio por el que protestaron los agricultores.
La única conclusión viable es que la polémica, igual que el éxito, es una especie de lotería imposible de prever, y difícil de manejar. Claro que en el caso de la polémica, bien puede ser un elemento de marketing programado ya que si algo consigue es impacto.
Estos días compartía Ismael Alonso el abrumador anuncio de The Guardian que apunta de forma certera al asunto de fondo: la forma en que se orquestan el encadenamiento de miradas que puede, por si mismo, dar validez a una historia.
Posteriormente, en los comentarios, alguien apuntó otro más antiguo que, si bien ahora nos puede parecer ingenuo, tiene todos los elementos de la (in)comunicación y las carencias que siguen estando detrás de cualquier “red social” que se ponga de moda.
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