“La donación requiere un contexto adecuado”

Notas sobre el post Cine y recortes y la conversación derivada. He hecho la prueba y trasladado a un documento de texto son más de 20 páginas, y mucho tiempo de lectura, en torno a un debate tan necesario como escurridizo.

Gonzalo Martín tiene claro el problema de fondo y la necesidad de reformas, pero también que no es fácil y, sobre todo, no interesa. Fundamentalmente a los propios gobiernos, enredados en un sistema perverso con incentivos que retroalimentan el problema.

¿Problema de difusión o distribución?

Lo segundo es un problema de marketing y estructuras… Si hablamos de audiovisual, la distribución mundial está tomada por las majors. Es un control bestial. Esa es la razón subyacente de la excepción cultural, que lo que ha conseguido es mantener en Francia o aquí un tejido de gente que hace cosas, pero con cada día menos sentido, y donde todo el mundo se lamenta de la pérdida de público.

La cultura es una cosa y sus manifestaciones otra. La cultura española no se muere porque no gane la batalla del mainstream mundial… resulta – diga lo que diga Guardans – que en términos de identidad y marca España hace mucho más la rivalidad Madrid-Barcelona retransmitida en todo el mundo y los éxitos de la selección y hasta un Pau Gasol que lo que hace toda la industria del cine en varios años.

Esas rarezas culturales que comentas… ¿no son espacio para el mecenazgo? Resulta que vale para la pintura, pero no para el cine…. o hablemos con propiedad hoy día: las imágenes en movimiento. El cine ya no es la fuente de imágenes universal. Y el trabajo de búsqueda de talento lo está generando la red, un sitio donde la gente no tiene que esperar al dedo del político ni a la suerte de la publicidad: un sitio donde no hay barrera de entrada y donde la innovación es constante.

Y, el mecenazgo, evoluciona en modelos de negocio donde puede haber colaboración masiva en sacar adelante cosas que a las distintas comunidades les interesan: el 10% de los proyectos de sundance han pasado el último año por Kickstarter. El mundo está cambiando, la forma de financiar lo que antes llamábamos cultura y que hoy sería un horror para Vargas Llosa, está mutando. Y donde se forjan los sueños, también.

sobre la idea de la difusión el mundo red tiene ideas propias. ¿Cómo es posible que, ante ese problema real de difusión y ese control férreo de las majors todo el entramado industrial se acojone por las descargas y le quieran poner fácil vender a Disney más DVD’s en un mercado que tiene mucho de tongo? Para recuperar espacio en el espactador, más vale abrazar entornos disruptuvos, mucho más cuando el riesgo real en un entorno subvencionado es tan bajo… pero, volviendo al caso de los incentivos, la subvención no incentiva la disrupción como vemos: incentiva la perpetuación del esquema de miseria frente al poder global de la industria que no te deja mercado. Largo de contar, pero todo pasa por la revisión de la idea maldita de “propiedad intelectual”. Esa revisión que pretende que las ideas vuelen libres… y se difundan.

Generar contexto

Empecemos por cambiar la mentalidad del artista o el creador: ¿qué es la financiación colectiva? Es una forma de pagar total o parcialmente la copia cero de una obra, justo lo más complicado. Si lo tratas como misericordia, te va a ir mal. Si lo tratas como un empeño colectivo para que exista algo que de otra forma no puede existir, tienes un modelo de negocio: de alguna forma, estás prevendiendo la entrada antes de producir.

… tanto en el mercado de entretenimiento (que es un mercado) como en esa parte de la vida donde el retorno económico no es la razón y que, por tanto, debe encontrar recursos liberados de rentabilidad financiera para hacerse, ha llegado un momento de la tecnología, la estructura social, la complejidad del mundo en el que el estado que conocemos no puede atender todas las demandas ni está resultando ser verdaderamente eficiente para la cantidad de demanda que tiene y la cantidad de interesados en ser beneficiados. Así que recuperar el papel de los ciudadanos privados en gastar en “cosas sin mercado” es esencial: porque aumentará la base de opciones y porque da más libertad a la gente para convencer a sus donantes sobre su valor y al donante para contribuir hacia aquéllo que ama o desea.

Pero ésto sólo es una mínima parte. El conocimiento requiere ir a la fuente.

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