Este año no entra tímido, lo suyo es la desafiante aridez de las imposiciones.
No es de extrañar, 2011 pilló a la ciudadanía acomodada en la irresponsable credulidad de castillos en el aire y promesas ajenas así que, por si no es consciente de lo efímero de su protagonismo, le recordamos lo que le espera.
No miremos el calendario con miedo. Sólo es el marco para construir.
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